Invento realidades que transmiten esperanza. Sin embargo, es en el conflicto, en la lucha contra la adversidad y en enfrentar los desafíos de la vida donde mis personajes encuentran la tensión y la fuerza que los empujan a la aventura. Con la perspicacia de una científica y la imaginación de una escritora, entrelazo realidad y magia en mis narrativas.

Me encanta leer porque me permite viajar en el tiempo y el espacio a través de las páginas, aprendiendo de otras personas, lugares y circunstancias. Prefiero los protagonistas discretos que, sin pretenderlo, terminan viviendo grandes historias, y adoro los personajes variopintos que los acompañan. Así que no es casualidad que mis personajes principales sean gente sencilla que, atrapada en tramas que cambian sus vidas, emprenden viajes donde lo imposible se convierte en posibilidad.

Escribo desde que era pequeña porque, cuando una idea surge en mi mente, un mecanismo se pone en marcha y continúa activo en segundo plano hasta que me enfrento a la hoja en blanco para darle forma. Afortunadamente, cuando los personajes están bien desarrollados, cobran vida propia y me echan una mano. ¡Sería muy difícil terminar una novela sin su colaboración!

Saber que mi trabajo resuena con los lectores es mi mayor motivación para compartirlo. Tras la buena acogida de mi primera novela, Lorac, que transporta al lector al mundo marino y gracias a la cual fui nombrada Joven Embajadora del Océano por la Comisión Europea, me siento aún más emocionada por trabajar en nuevos proyectos que puedan aportar un rayo de luz en el día a día de mis lectores.